Análisis a "El Hombre Bicentenario" (1999)

 

E. de Escarlata.

.

Película: El Hombre Bicentenario

Género: Comedia romántica

Año: 1999

Sinopsis.

Uno es un androide que presenta una anomalía de fábrica y comienza a reflexionar acerca de su condición. Afortunadamente, sus dueños son tolerantes y le ayudan a instruirse. Nadie contaba con que él, con el paso de las décadas, decidiera llevar a cabo una transición para convertirse en humano. 

Estamos ante mi película favorita y creo, o al menos así ha sentenciado mi memoria, que es el primer filme del que tengo constancia. Soy consciente de que no es perfecta y de que hay aspectos que trazó su creador, Issac Asimov, que no están reflejados, pero, al contrario que en otras producciones cinematográficas (véase Bly Manor), su tráiler no engaña. 

Análisis.

Humanidad. 

Cuando se trata la temática de ciencia ficción se suelen esperar momentazos de acción y violencia desmesurada verbigracia Ex-Machina (sino la habéis visto, hacerlo u os visitaré), pero, en El Hombre Bicentenario es bastante distinto. El director, Chris Columbus, coge lo mejor de Asimov, es decir, ese componente humanista que dota al personaje principal Uno/Andrew (Robin Williams) de un paternalismo que no es nada tóxico, y lo transforma en el tema principal de la trama. 

Esta humanidad que transmite Uno antes de su transición consigue sobrecoger el corazón del espectador que empatiza con el androide desde que esculpe un caballo de madera porque, sin quererlo, rompió uno de cristal a una de las niñas que cuidaba, pequeña Miss. 

El Pigmalión estadounidense. 

Quien sea un entusiasta del mundo clásico  se habrá percatado de que Asimov, que no da una puntada sin hilar, se inspira en el Mito de Pigmalión para dar profundidad a su personaje. Esta figura griega trataba con tanto mimo a sus creaciones que llegó a enamorarse de una de sus esculturas, Galatea. Es cierto que Uno no se enamoró de ninguna de sus creaciones como tal, pero sí se enamoró de él la pequeña Miss. Al fin y al cabo, ella sí era humana y no somos responsables de quien nos enamoramos porque, como seres humanos "debemos cometer errores" así lo afirmó Portia (Embeth Davidtz). con esa voz tan majestuosa de Mercedes Montalá que viene muy a cuento citar.

Nociones de libertad. 

Se nota que esta película alude al concepto tradicional reivindicado por los estadounidenses en casi todas sus películas: la libertad ¡y esto no es malo!. De hecho, el mismo Andrew relató que desde que el ser humano tenía consciencia, su único objetivo era conseguir la libertad. Es interesante el guiño que se hace a la Roma Clásica cuando Andrew le entrega un cheque a su dueño para "liberarse". En Roma, los libertos eran esclavos que, pagando una cuantiosa suma de dinero, compraban su libertad, pero siempre estaban vinculados, de una manera u otra a su antiguo dueño.

Sentimientos.

Se podría decir que en esta película aparecen reflejados todos los sentimientos que somos capaces de experimentar desde la envidia, cuando Miss hace que Uno se tire por la ventana, hasta la ira que experimenta el patriarca de la familia cuando Andrew decide comprar su libertad. De todos estos conceptos el más importante es el del Amor en todas sus magnitudes.

En primer lugar, cabe destacar el amor entendido como amistad. Esto se puede ver en el ejemplo que puse antes entre Richard/Andrew. Richard se enfada porque Andrew quiere obtener la libertad, pero, y esto es una mera conjetura, no se enfada porque quiera ser libre, se molesta porque cree que Andrew va a desvincularse completamente, por eso cuando le da la libertad lo echa de casa.  El momento final de Richard es desgarrador porque tiene la fortaleza de disculparse y, ¡parra qué mentir!, se me escapó alguna lagrimilla. 

En segundo lugar, el amor romántico que no fue correspondido. Pequeña Miss, en su adultez, se casó, pero decidió divorciarse por, según lo que se da a entender, la falta de escrúpulos de su esposo. Sin embargo, es evidente que ella estaba enamorada de Andrew, pero él, al no ser capaz de sentir no podía corresponderla.  Otro momento desgarrador para mi gusto fue la muerte de Pequeña Miss porque ahí se nota que ese amor era real. Ese gesto de afirmación, lo dice todo.

Amor romántico correspondido. Recientemente he escuchado una crítica, pésima a mi parecer, de dos personajes que criticaban el amor romántico entre Andrew y la nieta de Pequeña Miss, Portia. Ese amor se puede comprender porque Andrew empieza a sentir una vez ha concluido casi su transición. Son dos seres humanos que se enamoran. Esos dos "críticos de cine" también afirman que Andrew acabó con la nieta porque le recordaba a su abuela, eso es falso por lo que vengo diciendo desde que empecé a escribir la entrada: él no podía sentir amor por la abuela porque NO SENTÍA, directamente. No te puedes enamorar de una persona porque se parezca a alguien por la que no sentías nada. 

Dejo aquí la crítica que hice a ese video. https://youtu.be/vPUUsB4KPEs 

También dejo por aquí las últimas escenas de la película. En serio, si no sientes nada al ver esto quizás estás un poco muerto por dentro. 

Conquistas sociales

Hay que mirar a El Hombre Bicentenario con otros ojos y es que, en 1999, se consiguieron ciertas conquistas sociales a diversas comunidades y minorías, al fin y al cabo, la última etapa de Andrew se basó en conseguir el reconocimiento de su matrimonio, una mujer con un androide ¿se notan los síntomas de rebeldía?, sí, se notan. Hay un inclusivismo que pocas veces se había mostrado en los noventa. 

Como colofón, me gustaría destacar que aunque esta película tenga sus sombras (especialmente la visión que se hace del futuro), en ningún momento se vendió como algo que no era.  El que no haya visto esta joyita, debería porque es entretenida y te proporciona valores.