Borat 2: de canto a la libertad a mierda propagandística.
E. de Escarlata.
Hablo desde el conocimiento cuando digo que me he visto todas las películas de Sasha Baron Cohen al igual que su serie de 2018. Por tanto, criticaré ácidamente esta secuela por dos motivos; porque quiero y porque puedo.
¿Qué fue Borat?
Una película de 2006 cómica, satírica y brillante que ponía sobre las cuerdas al establishment estadounidense sin tener en cuenta su filiación, demócratas, republicanos, feministas. Esto le doto de una narrativa directa, nada políticamente correcta y veraz a pesar de esos tintes tan surrealistas (se llevaba una cámara oculta)
¿Qué es Borat 2?
Un producto propagandístico que ha venido para legitimar al Partido Demócrata y para animar a la gente que vote en estas elecciones (se estrenó el día 23 de octubre y las elecciones son el 03 de noviembre, sacad vuestras conclusiones). NO ES UNA CRÍTICA PARCIAL.
Es cierto que mantiene esos golpes cómicos, pero es más artificial que otra cosa. Hace una crítica mordaz a todos los republicanos, a los libertarios y a la clase baja media estadounidense. Los libertarios no son más que unos exaltados patriotas que emplean el eslogan "Dont tread on me" que hace referencia a un mantra que se popularizó durante la Guerra de Independencia a modo de desobediencia civil por el incremento desmesurado de impuestos que exigía el Gobierno británico.
Dicho, la película tiene poco que contar, Borat, como un machista de Kazajistán, tiene una hija a la que quiere vender a un hombre rico estadounidense que, curiosamente, siempre es un alto cargo del partido republicano. Milagrosamente, su hija conoce a una mujer demócrata que, por cuestiones del azar, es negra (nada previsible por esto del Black Lives Matter) que la mete de lleno un mensaje de empoderamiento llegando al extremo de practicar onanismo en un cuarto de baño durante una convención ¿demócrata?, No! republicana.
Este constante leitmotiv anti-republicano hace que esta secuela decaiga, y mucho. Punto negativo para Borat cuando se nos quiere hacer ver que Guliani, es un pedófilo. En ningún momento se le presenta a la actriz que interpreta a la hija de Borat como una chica de quince años. La actriz tiene 24 y hace de reportera. Una reportera, acreditada, no puede tener quince años. De todas maneras, vemos que es ella la que le toca múltiples veces y es la que lo lleva a un cuarto para quitarle el micrófono.
Esto no habría sido tan de mal gusto si Sasha Baron Cohen hubiera explicado esto en un comunicado cuando todas las bestias demócratas lo han criticado.
Hay más cosas que comentar, pero no me voy a detener más.
Los dos puntos positivos que veo son, ese talente amistoso por limpiar la imagen de los judíos, no del Estado Israelí que esos son unos extremistas de derecha bastante potentes, que ha sido estigmatizada por el hecho de serlo y, de otro, que se de importancia a la población negra, pero no de la manera que lo ha hecho.
Adiós queridos (léase con voz british total).
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