Notas sobre (II): "Gerald's Game"
E. de Escarlata.
Película: Gerald's Game
Género: thriller psicológico
País: EEUU
Año: 2017
SINOPSIS
Un matrimonio con una diferencia de edad notable no pasa su mejor momento ni emocional ni sexualmente. Gerald (Bruce Greenwood) le propone a su esposa, Jess (Carla Gugino) pasar un fin de semana juntos para reavivar la llama de su matrimonio. Él, se lleva para el viaje dos juegos de esposas para dar un tinte picante a su relación. Ella acepta.Tras una discusión, el esposo sufre un infarto y muere, mientras ella permanece esposada durante dos días sin víveres y debe soltarse antes de que sus órganos vitales comiencen a fallar. Además, estando esposada su mente juega con ella y le muestra recuerdos pasados y experiencias vividas de las que nadie sabe nada. En esos días, su mente crea una versión alternativa de ella misma y una visión fantasmagórica de su marido con las que interactúa.
RECOMENDACIÓN: ES PREFERIBLE QUE SE VEA EN VERSIÓN ORIGINAL PORQUE, AUNQUE EL DOBLAJE EN CASTELLANO ES SUBLIME, EN INGLÉS SE CAPTA MEJOR EL TERROR QUE SIENTE LA PROTAGONISTA.
ANÁLISIS
Queridos lectores, es oficial, me he enamorado de las producciones dirigidas por Flanagan (no sé que fetiche tendrá con Stephen King,ya que este film es una adaptación a su novela homónima), pero lo cierto es que se trata de una obra maestra audiovisual donde predominan las secuencias largas que despiertan al miedo, los diálogos duros y, lo más importante, crea ese efecto de incomodidad que hace que el espectador no lo pase demasiado bien.
Sin entrar en muchos spoilers me gustaría incidir en la obsesión que tiene el autor de la novela en los eclipses, como símbolo de mal augurio, la pederastia, especialmente de padres hacia sus hijas y, por último, esa supeditación de la mujer hacia un hombre que, en el caso de sus obras, siempre actúa como una figura protectora entendida como algo tóxico. Estos tres rasgos se cumplen en Gerald's Game, It o Dolores Claiborne.
Lo que se refleja en la cinta son los roles tradicionales adscritos a la pareja heterosexuales que se erigieron hegemónicos en todas las sociedades patriarcales: mujer sumisa frente al hombre violento y varonil. Obviamente, no estoy incluyendo a todos los hombres en este cesto así como tampoco a todas las mujeres, pero no se puede obviar que este hecho fue una realidad social en los países occidentales que sigue imperando en las zonas más subdesarrolladas. En este sentido, fue sobrecogedora la reacción de Jess cuando le confesó a su marido que no funcionaba lo suyo, porque había notado que en el plano sexual a él lo excitaban juegos sexuales violentos. Cuando vio su cuerpo inerte yacente en el suelo le dijo, en un momento de enajenación, que si subía le dejaba que le hiciera lo que él quisiera. Tan solo con ese "lo que tú quieras", ya vemos ese habitus que justifica una violencia simbólica.
Es de obligada mención la interpretación de Gugino quien, tras más de treinta años en la pantalla, habiendo consolidado su carrera ha demostrado ser una actriz camaleónica que es capaz de interpretar a Ingrid Cortez y a una Elektra Luxx sin despeinarse y con una destreza impresionante. En este papel, hace un juego sinuoso entre fragilidad y dureza combinando cambios de voz propios que resaltan más en su lengua materna que en cualquier doblaje. Ella, consigue que la película se sitúe sobre sus hombros. Por otro lado, la actuación de Greenwood ha sido sublime. A mí me ha dado asco como persona que es, exactamente, lo que se intentaba transmitir. Él no es más que un tipo blanco adinerado que decide dar rienda suelta a unas fantasías sexuales basadas en la dominación que bien podrían integrarse en la cultura de la violación.
Lejos de lo que pueda parecer, el guión es rápido y los elementos que se introducen; ella, las dos proyecciones y un perro que entra en la residencia, hacen que la cinta no se estanque. Aunque solo veamos dos planos de la noche, que son efímeros, se puede apreciar ese talante de King en lo que respecta a las pesadillas, al monstruo deforme y a ese perro que se alimenta del cadáver de su marido. El único inconveniente que veo es el final abrupto en el que se aclara todo sin que haya margen de error. Digo inconveniente porque habría preferido que se nos hubiera dejado la posibilidad de un final abierto, pero la última escena, cuando ella se enfrenta a esa pesadilla onírica, que de imaginaria tuvo poco, surge como un ave fénix que supera todos sus temores a modo de justicia poética.
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