Crítica a "Puños de harina"
E. de Escarlata.
- Campo artístico: teatro
- Etapa histórica: Alemania bajo el gobierno nacional-socialista y finales de los noventa en España
- Fecha de la obra: 2019
- Precio: 15 libras
- Lugar: City Literary Institute (CityLit), Londres
"Puños de harina" es una
iniciativa llevada a cabo por la compañía teatral El Aedo y está escrita y dirigida por
Jesús Torres. El desarrollo de esta obra es unipersonal, es decir, Jesús Torres
dirige la función mientras actúa. Por tanto, el recurso literario que se
utiliza es el monólogo. Esta función intenta concienciar al público
de que el machismo, la homofobia, la xenofobia y la violencia, como virtud
masculina, son elementos patriarcales propios de realidades sociales
distintas. Dicho esto, el núcleo del que parte esta obra son dos historias
paralelas. La primera, está ambientada durante los años centrales de la
Alemania Nazi y la otra, en la España de finales de los ochenta. En ambas, los protagonistas son dos gitanos.
Sinopsis.
En Alemania, antes del
advenimiento del Tercer Reich, el sentimiento antisemita que había
caracterizado al nacionalismo germano estaba en pleno auge al igual que la aversión
latente que se transmitía hacia el pueblo gitano. El protagonista de esta historia encarna al boxeador Johann Wilhelm Trollmann, alias "Rukeli",
(1907-1943). La anécdota más relevante, y por la que esta función recibe el
nombre “Puños de harina”, es que este joven acudió a un combate lleno de espectadores
supremacistas en el que estaba el mismísimo Adolf Hitler. Su caso se hizo eco
en los medios de prensa porque salió al cuadrilátero cubierto de harina simulando ser un
hombre caucásico. Fue detenido por los SS y fue enviado al campo de concentración Neuengamme ubicado
en Hamburgo donde fue asesinado en 1943.
En España Saúl, un
adolescente homosexual, vive con su familia pero su padre es un maltratador,
machista, homófono que le insulta y que le agrede verbalmente e incluso le
obligó a matar a un gatito, “Bowie”.

"Rukeli"
Crítica.
La representación teatral, en general, no
me ha gustado por los motivos que voy a exponer a lo largo de este apartado.
Para sustentar mis argumentos voy a arrojar sus luces y sus sombras pero quiero
dejar claro que con mis palabras no busco generalizar una verdad absoluta.
Obviamente, esta opinión es puramente subjetiva y como solía decir mi abuela, “las opiniones son como
los culos, cada persona tiene uno”.
Puntos
positivos.
Ha sido interesante
enfocar una perspectiva paralela teniendo en cuenta que uno de los personajes
es histórico. Pese a la duración de la obra, más de una hora y media, J.
Torres consigue crear una atmósfera llevadera teniendo en cuenta que es un
monólogo y que no tiene otro personaje con el que interactuar a pesar de las
cuatro o cinco “voces enlatadas" para otorgar mayor dinamismo. Esto se debe tener en cuenta ante la falta de
recursos.
En lo que respecta a la
temática, es variada y se centra en la xenofobia (Alemania) y en el machismo (España)que son dos
elementos que siguen vigentes en la actualidad.
Puntos negativos.
La trama desde que
comienza hasta que acaba es una sucesión correlativa de clichés en temas que se
deberían haber profundizado para aportar una mayor riqueza visual y en las historias. El tratamiento de la
homofobia, que afecta al personaje español, se toca de forma inane y pobre. Lo más desconcertante, es que llega un momento en el que (o se transmite mal o yo lo he entendido así) se deja entrever que Saúl se vuelve homosexual ante los constantes "eres un maricón" propinados por su padre. En
segundo lugar, cuando se hace alusión a la xenofobia, hay un momento concreto que resulta interesante y que ha sido poco
puntualizado en las críticas que se han escrito. Cuando “Rukeli”, que trabajaba
en una panadería y entrenaba en sus ratos libres, estaba golpeando el saco de
boxeo recita un discurso agresivo en el que critica a los judíos. Este elemento
populista, propio del ideario nacional-socialista, no se desarrolló. Se nota que el asesoramiento histórico brilla por su ausencia.
Otro de los tópicos
fundamentales es el machismo que se muestra en torno a las figuras masculinas
de la comunidad gitana pero se trata de un modo banal. Se debería haber tratado,
a mi parecer, explicando las pautas de comportamiento típicas de la gemeinschaft,
es decir, la comunidad en términos tönniesianos. Desde esta concepción, la
mujer y el hombre tienen asociados unas características típicas de los
arquetipos tradicionales.
Otro de los puntos
cruciales, para mí, es la importancia de la abuelidad. Las abuelas de ambos
personajes son caritativas, amorosas, comprensivas y, claramente, influyeron a
sus nietos por su valentía y por su coraje. Sin embargo, no se hace hincapié en
ello.
La composición del escenario me ha parecido pésima.
No entiendo por qué, ante la falta aparente de recursos artísticos, se han desarrollado dos realidades sociales que
conllevan modificaciones en una puesta de escena que ha sido lamentable. Esa pobreza de medios hizo que hubiera confusiones a la hora de intercambiar contextos.
Desde mi humilde opinión, no merece la pena gastar el equivalente a 17,52 euros en una obra de teatro que se ha vendido como una producción innovadora y profunda cuando claramente ni innova ni profundiza en ninguno de los temas que trata. Tengo entendido que en los teatros de la península la entrada es gratis, pero yo no lo he visto ahí tal y como indico al inicio de la crítica.
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