Crítica a "Franklyn".
E. de Escarlata.
Título: Franklyn
(en castellano El Vigilante Fantasma)
Ambientación: Meanwhile City y Londres
Género: steampunk y
drama.
Año: 2008
Intentaré que en la presente
entrada no haya spoilers pero no
prometo nada. La película, como tal, durante la primera hora y media parece que
no tiene sentido dando la imagen de ser una especie de brainstorming indie pero en la última media hora todo cobra
sentido y te queda la sensación de haber visto una obra de arte infravalorada y
olvidada en un cajón.
Sinopsis.
Hay dos realidades paralelas ubicadas
en un mismo punto geográfico, Londres del 2008 y Meanwhile City. En Londres,
hay dos personajes que acabarán vinculados, Milo, que desde la infancia sufre
episodios de depresión y Emilia,
una artista contemporánea con trastornos mentales que filma en numerosos vídeos
sus intentos de suicidio a modo de performance. Por último, Bernard Hill, un
hombre de mediana edad que busca desesperadamente a su hijo. En Meanwhile City,
J. Preest vive en una sociedad steampunk donde no hay división entre la Iglesia
y el Estado. Rendir culto a cualquier figura, no hay ninguna religión
oficializada, es una obligación gubernamental. Preest, es ateo y
decide asesinar a "El Individuo", una persona que ha
conseguido aglutinar a un gran grupo de fieles y que, según parece, está relacionado
con asesinatos.
Crítica.
En todas las entradas que he
hecho hasta la fecha he señalado los puntos positivos y los negativos pero, en
este caso, no hay ningún aspecto que me
parezca digno de réplica. Al contrario, creo que es una obra de arte en
términos de producción, de caracterización y de guión. No obstante, si tuviera
que señalar algún aspecto negativo sería que se ha catalogado erróneamente como
cine de terror en lugar de thriller psicológico. De otro lado, la pésima
traducción al castellano, “El Vigilante
Fantasma” y, por último, algún que otro bache en la trama que me ha
generado perplejidad pero, dada la ambición del filme, es más que aceptable.
Lo primero que me ha llamado la atención
ha sido la dirección. El director, Gerald McMorrow consigue crear una atmósfera
visual gótica y expresionista que podría recordarnos a producciones cinematográficas estelares del tipo El
Cuervo de 1994 o Ciudad en tinieblas
de 1998 y, en lo que respecta a su estética futurista, me hizo recordar a V de
Vendetta del 2005.
La caracterización de los
personajes está por encima de la media. Todos están a la altura pero debo
destacar mi predilección por Emilia (Eva Green) que es una actriz camaleónica
que consigue representar distintos roles pasando de una bipolaridad a un estado
serano con el chasquido de los dedos. En lo que respecta a Milo (Sam Riley) su
personaje no me ha parecido el mejor pero eso no implica que su caracterización
sea mala. Desempeña un rol tristón y su personaje sufre constantes
desbarajustes emocionales. Por último, Preest (Ryan Phillipe) da mucho juego
psicológico siendo, a nivel psiquiátrico, un objeto de estudio interesante.
En lo que respecta a la trama hay
que incidir en que no es una película que pueda interesar a todo el mundo. Es
más compleja que ver una película romanticona que proyecten en la tres a las
cuatro de la tarde. Tiene un fondo psicológico impactante que nos hace
cuestionarnos hasta qué punto “nuestra verdad” se adecúa a la realidad social
en la que vivimos. Todos pecamos de egocentrismo más de una vez y esa vehemencia que ensalza nuestras convicciones provoca que no siempre estemos en lo cierto nublándonos el juicio.
Para concluir, me ha encantado la
pervivencia del arquetipo detectivesco típico de las películas de cine noir que encarna J. Preest; gabardina
gruesa, voz profunda, sombrero… es un recurso que consigue su cometido: otorgar
carisma al personaje principal.
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