Crítica a American Horror Story: 1984


E. de Escarlata. 

Serie: American Horror Story:1984
Temporada: 9
Género: Terror
Año: 2019
Antes de comenzar a disertar sobre esta temporada me gustaría aclarar dos cosas. La primera es que esta crítica está hecha por una persona que ha seguido esta serie durante estos nueve años. Por este motivo, hablo desde el conocimiento e intentaré realizar una crítica objetiva.  La segunda es que no habrá ningún spoiler.
He decidido hacer esta crítica porque, a mi juicio, es la peor temporada de todas pero no por falta de recursos así como tampoco por las interpretaciones de las/os actrices/actores. Ha sido una pésima temporada porque los creadores, Ryan Murphy y Brad Falchuk, así como los guionistas, han intentado amoldar una temática y unos recursos típicos de las películas de los ochenta y noventa que, en pleno 2019, no son atractivos para la audiencia.
Sinopsis.
Redwood es un campamento de verano que lleva en activo desde los años cuarenta. En este lugar ocurrieron dos tragedias en distintos periodos cronológicos. La primera, el ahogamiento de un niño pequeño y, la segunda, la masacre protagonizada por Mr. Jingles, el conserje, que era un veterano de Vietnam que sufrió un corte psicótico y asesinó a los monitores que estaban ahí durante uno de los veranos de la década de los setenta. Mr. Jingles fue detenido y enviado a un psiquiátrico donde fue víctima de terapia de electroshock porque repetía vehementemente que no había cometido ningún crimen. En 1984, la única superviviente, Margaret Booth, compró el campamento para re-abrirlo ese verano. Sus planes se vieron truncados cuando Mr. Jingles escapó del psiquiátrico y se dirigió al campamento Redwood.  
¿Por qué se ha titulado 1984?
Para esta temporada, al igual que todas las demás, los creadores después de mucho pensarlo decidieron titularla 1984 porque ese año marcó un antes y un después en las películas de terror. Se estrenaron Pesadilla en Elm StreetLos Chicos del MaízNoche Silenciosa, Noche de Muerte Viernes 13. De todas ellas, esta temporada se ha inspirado en Viernes 13 y, admitámoslo, de una forma cutre y simplona. No obstante, ha sido interesante que el último capítulo se haya bautizado”Final Girl” en referencia a todas las películas slasher de esa época, es decir, los filmes en los que la superviviente principal es una mujer.
Puntos positivos.
Las actuaciones han estado por encima de la media aunque hay varios personajes que no han llegado a nada y su ausencia en la serie no habría alterado para nada la trama. En este grupo podríamos incluir a Chet Clancy, interpretado por Gus Kenworthy, y Ray Powell, personificado por DeRon Horton, que en lugar de interpretar han sido marionetas sexualizadas punto y final. Por el contrario, si tuviera que escoger a dos personajes escogería a Benjamin Richter / Mr. Jingles, que ha sido interpretado por John Carroll Lynch, y Richard Ramírez, encarnado por Zach Villa.  Por otro lado, el trabajo que desempeña  Leslie Grossman está muy bien llevado a cabo porque consigue un efecto dual. De un lado,  consigue que se enfatice con ella porque parece un personaje conformista y anodino y, de otro, demuestra una ambición y unas ansias de protagonismo que podrían recordarnos al compañero de universidad/trabajo que disfraza su egolatría de victimismo.
La ambientación ha estado a la altura. Se ha creado una atmósfera casposa ochentera que nos recuerda a las películas de esa época.  La música, la vestimenta… Este apartado lo puntúo con un diez.
Otra de las características que le da esa esencia de American Horror Story es que los creadores han dado vida a un personaje histórico que fue un asesino en serie, Richard Ramírez apodado “El Rondador Nocturno”(dije que no iba a hacer ningún spoiler pero teniendo en cuenta que esta serie tiene como núcleo central el gore, no es de extrañar que la temática requiera a este tipo de personajes). Lo interesante de esta figura es que se ha explicado el desarrollo del mismo teniendo en cuenta los traumas que lo marcaron desde la infancia. Ahora bien, creo que cuando se habla de algún asesino en serie, en general, se simplifica y se justifican sus asesinatos con un taxativo “tuvo traumas en su infancia”. Esto en ciertos casos es verdad, como en el de Ramírez, pero en otros no y es que también hay que tener en cuenta las condiciones mentales del sujeto y si tiene o  no alguna patología.
Puntos negativos.
La trama es infumable. Esa intención de rememorar viejas glorias, copiando punto por punto todos sus aspectos, no funciona casi cuarenta años después de historias como Viernes 13 porque no tiene sentido que se enfoque de la misma manera ya que carece de originalidad y, en ciertos  momentos, llega a aburrir porque es demasiado previsible. Los actores, aunque hagan una buena actuación, pierden todo su encanto porque sus personajes son planos y se mueven entre la dicotomía bondad/maldad.
Otro de los puntos que no me ha llenado para nada es que la evolución de los personajes es radical, torpe y no aporta nada. Me parece una burda imitación de El Resplandor de 1980 pero sin ese componente fantasmagórico que induce a la locura. Simplemente la temática se basa en matar, matar y matar. Los personajes, en su gran mayoría, son raritos y mal rolleros de principio a fin. No hay nada más allá. Una de las cosas que me molesta es que podrían haber dado rienda suelta a tres temas que no han sido explotados ni por asomo; el amor maternal cuasi obsesivo, el componente religioso y la supervivencia a base de violencia.
Tengo la certeza de que Ryan Murphy ha intentado pasar del paso porque el fandom que tiene es muy exigente y se ha visto en la necesidad de hacer un cóctel extraño con elementos de terror, ochenteros y asesinos en serie y le ha salido esto: una bazofia más infumable que el Ulises de James Joyce escrito en 1922, es decir, que a mitad de la temporada te cuestionas que estás haciendo con tu vida. Esta temporada ha sido la más corta con diferencia al igual que los capítulos. Ha contado con nueve capítulos que han parecido veinte.
Balance general.
Tal y como he dicho al principio, para mí, es la peor temporada con diferencia. Estamos todos de acuerdo que es difícil mantener al 100 por 100 la calidad de los personajes y de la trama cada año. Pero es que da la sensación de que a Ryan Murphy no le gusta lo que está creando y esa frustración la transmite al espectador.
También es cierto que en 1984 no han aparecido nuestras diosas que caminan entre el resto de mortales; Sarah Paulson, Angela Basset, Kathy Bates y, como no, la madre del Panteón, Jessica Lange. Con esto lo único que se me ocurre es que Murphy, cuando presentó los primeros teasers, sabía que esta nueva aventura iba a ser pésima y por ello estas musas decidieron perder este tren para dedicarse a otras cosas. Esperemos que para las próximas se lo curre un poco más o, de lo contrario, debería plantearse cerrar esta serie que ha marcado un hito en la Historia de las series.
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