Notas sobre (IV): "Aquaman"

E. de Escarlata.

Película: Aquaman

Universo: DC

Año: 2018

Después de dos años decidí ver la película y me sorprendió para bien. Jason Momoa, que interpreta a un Aquaman no muy reconocido por el público, no es uno de mis actores favoritos, pero en este caso tengo que decir que se ha desmarcado de Khal Drogo y lo ha hecho bastante bien. En lo que respecta a Amber Heard ha estado bien para mi gusto, independientemente de lo que haga en su vida privada. Ahora, en esta entrada tengo dos grandes temas de los que me interesaría hablar; el populismo y el clasismo disfrazado de xenofobia.

Cuando Aquaman viaja a Atlantis descubre que la sociedad está estratificada de una forma similar a la Antigua Roma y allí  luchará contra su medio hermano, el Amo del Océano, en un Coliseum. Lo curioso de este escenario es que la ciudadanía actuaba idiotizada, con ganas de conflictos, de sangre y, lo más peligroso, sin necesidad de razonar por su cuenta. El Amo del Océano, haciendo uso de una retórica populista, comprende que lo que necesitan escuchar sus súbditos son soluciones que no aportan nada, pero que son simples. Por este motivo, siempre es recibido entre vítores. 

Es cuando menos llamativo el tratamiento que se hace de la monarquía, en tanto que régimen tiránico, y como se contrapone a una nueva monarquía "saneada" por un rey exterior, en este caso sería Aquaman. Vemos que hay complots, y uno de los que fomenta uno es Nudis Vulko, que ve peligrar la integridad de la ciudad a manos de El Amo del Océano que bien podría equipararse con Tarquino El Soberbio, último monarca de Roma. 

En segundo lugar, es anecdótico que se presente a Aquaman como el hijo de una traidora porque su madre, interpretada por Nicole Kidman, tuvo un romance con un terrícola. Aunque parece que lo rechazan los ciudadanos por no pertenecer a la nobleza, mientras él es hijo de una reina y de un pesquero, su medio hermano es hijo de dos reyes. Realmente se puede apreciar que este rechazo se debe a una xenofobia implícita porque él representa "al extranjero", "al otro" que va a una ciudad de la que sabe más bien poco y pretende hacerse con el mando gubernamental. 

 

Dicho esto, tengo que decir que es curioso que se lo presente como una figura mesiánica cuando realmente es un Thor de la vida, es decir, no es inteligente, carece de capacidad organizativa y es más inocente de lo que debería. Por este motivo, su trayectoria no podría entenderse sin la ayuda de Mera ni de la de Nudis quienes han demostrado sus dotes de liderazgo. Por otro lado, aunque El Amo del Océano no era un buen mandatario, pues su talante autoritario así lo avala, no hay garantías de que Aquaman lo sea, lo que pasa es que tiene a dos grandes consejeros. De todas maneras, cuando él alcanza el poder, vemos a un populacho, que si bien antes lo detestaba, ahora lo ama. Espero que en la segunda entrega distribuya bien el "pan y el circo" para evitar revueltas innecesarias. 

Para concluir, puede gustar o puede gustar menos este filme, pero su función es entretener al público y lo hace. Es cierto que parece un Señor de Los Anillos 2.0 en el agua y con varias deficiencias, pero tiene un amplio abanico racial de seres que van, desde los menos evolucionados hasta los humanos (que parte de ellos siguen en creciente involución).